3 de noviembre de 2015

La Fugitiva de Frank Knebel, capítulo 3

Pasamos al tercer episodio de la saga de Frank Knebel que hace homenaje a las damiselas en apuros de la televisión de los 50 y 60, pero con muchas más cuerdas y mucho menos ropa. En esta ocasión nuestra protagonista Copper Ryder descubre lo que es estar atada. Espero les guste, y si se lo perdieron aquí están los episodios uno y dos.

Y aquí está la guía de todas las historias de bondage en el blog 

Capítulo Tres  

         Starr Bell pasó un largo lazo de cuerda sobre los hombros desnudos de Copper Ryder, y lo dejó caer hasta alcanzar la parte inferior de sus igualmente desnudos pechos. Cuando jaló el extremo libre dela cuerda, el lazo se ajustó sobre el torso de la chica. Copper soltó un quejido mientras la cuerda se clavaba en su piel desnuda, pero, sentada en su sillón, con sus manos atadas a la espalda, y sus piernas también atadas a la altura de los tobillos y los muslos, había poco que pudiera hacer para detener a su captora. Starr empezó a enredar la cuerda alrededor del cuerpo de la jovencita. Había suficiente para dar varias vueltas.

                “Fue un buen intento niña” Dijo Starr con un falso intento de consolarla mientras trabajaba en inmovilizarla, “Sabías que había algo raro, pero me di cuenta de inmediato, tienes que ser más rápida para engañar a Starr Bell”.

                Ató un nudo en medio de la espalda de Copper. Aún le sobraban varios metros de cuerda, así que starr pasó el extremo de esta entre el brazo derecho de la chica y su cuerpo, rodeó las cuerdas que ataban sus brazos un par de veces en dirección vertical, sacó la cuerda al frente, la pasó encima de su hombro y por detrás de su cuello, haciendo lo mismo en sentido opuesto en su otro lado, dejando firmemente anclada toda la cuerda. Ató en un nudo el final de la cuerda, dio unos pasos atrás y admiró su trabajo.

                “Esto te debe mantener cómoda y quieta”

                Copper probó las ataduras y volteó a ver a Starr.

                “Disfrutaste amarrándome así, ¿verdad?” 

                Starr se inclinó y puso las manos en las rodillas de Copper para estar cara a cara con ella.

                “Sí”, contestó con una amplia sonrisa. “Pero lo que más disfruté fue obligarte a quitarte toda tu ropa excepto tus calzones antes de atarte”.

                Alzó las manos y agarró los dos pezones de Copper entre sus dedos pulgar e índice. Copper se congeló con miedo.

                “De esta manera no cabe duda de quien está al mando, ¿verdad?”.

                Copper estaba conteniendo la respiración y tenía los brazos abiertos como platos. Asintió lentamente y Starr la soltó, se enderezó y rio.

                “Eres más lista de lo que aparentas niña”.

                “No soy una niña”, contestó Copper resentida, “tengo 21 años y puedo cuidarme sola.

                “Sin duda”, se burló Starr, “por eso estás amarrada y con las tetas al aire”.

                “Sí, pues… sólo espera a que mi tío Sky te encuentre”, le advirtió Copper, “Él está afuera con el sheriff y la policía, están tras de ti, te atraparán y lamentarás todo esto”.

                Starr carcajeó de nuevo.

                “Tu tío Sky, ¿eh?, apuesto a que no es más que un…”

                Se detuvo pensativa y vio pensativamente a la chica amarrada.

                “Sky”, murmuró, “y ahora recuerdo que el apellido en tu buzón era Ryder. Escuché ese nombre de parte de un par de amigas en la penitenciaría. Sky Ryder había sido el tipo que ayudó a encerrarlas. Entonces tu tío es un tipo bravo”

                Copper se sintió orgullosa.

                “Será mejor que me desates ahora, mientras tengas la oportunidad”.

                Starr negó con la cabeza.

                “No lo entiendes, ¿verdad chica? Tu tío no intentará hacer nada mientras te tenga conmigo, es perfecto”.

                La alegría de Copper se extinguió. Sabía que la villana estaba en lo cierto. Starr agitó un dedo frente a ella en una juguetona advertencia.

                “Ahora quédate ahí sentadita y se buena, voy a traerte una amiga”.

                Una vez que estuvo segura de que la convicta se había alejado suficiente para no verla, Copper estalló en un furioso intento de aflojar sus ataduras. Pero no logró nada. Entonces revisó con los ojos toda la habitación buscando aldgo filoso para cortar las cuerdas, tampoco había nada.

                Copper gruñó desesperada, necesitaba ayuda, ¿dónde estab Sky?

                Fue entonces cuando recordó la radio que estaba en esa misma habitación. ¿podría alcanzarla y llamar a Sky?

                “Menos mal que no me amordazó”, pensó Copper, “si logro llegar ahí tal vez pueda conseguir ayuda”.

                El único problema es que si llegaba a la radio, estaría de espaldas a la entrada y no vería a Starr ni por la puerta ni por la ventana. Su captora podría volver y sorprenderla a media llamada.

                “¿podría esto ponerse peor?”, se preguntó, “estoy atada de pies y manos y casi desnuda”.

                La desagradable memoria de Starr jugando con sus pezones la hicieron dudar, pero finalmente decidió intentarlo.

                “Tengo que hacer algo”, pensó desesperada.

                “Llamando a La Diadema Voladora, llamando a La Diadema Voladora, habla El Colibrí, me copian”.

                Copper quedó tan sorprendida de oír la voz de Sky en el aparato que se quedó tiesa. ¿la habría también oído Starr?, se estiró para ver fuera por la ventana, vio la parte delantera de la furgoneta de Summer, pero no a la criminal. No había escuchado.

                La llamada se repitió, Copper luchó y se retorció en un desesperado intento de levantarse, y casí lo logra, pero cayó de vuelta en el sillón. Entonces escuchó los pasos de las botas de Starr, había perdido la oportunidad.

                “Colibrí a carros 1 y 4, cambien a frecuencia alterna, cambio”, se oyó por la radio.

                La voz de la mujer policía fue la primera que contestó.

                “Carro 4 a Colibrí. Te copio y espero en la otra línea, carro 4 fuera.”

                El sheriff Winchell también se dio por enterado. ¿qué tramaba?

                Fuera lo que fuera, Copper escuchó y supo que no obtendría ayuda en el corto plazo. Sacudió nuevamente sus manos atadas, conforme los pasos de la fugitiva se acercaban.




                Sky había quedado perplejo cuando su segunda llamada quedó sin respuesta. La primera vez que su sobrina no contestó, que había sido cuando la chica había salido a ver el auto que llegó al rancho. No lo había preocupado, ya que había podido ir al baño o a alguna pequeña tarea en el patio. Pero la segunda, varios minutos después, si era preocupante. Se preguntaba si su sobrina se había visto obligada a escapar del rancho para unirse con sus trabajadores en los pastizales. Si ese era el caso, la radio se pudo quedar encendida y la fugitiva podría oír sus conversaciones, por eso había cambiado a la otra frecuencia, desconocida para Copper. No tenía caso arriesgar que se oyeran sus posiciones y planes.

                Cambió su radio a la acordada frecuencia alterna, sospechando que la fugitiva no sabría suficiente sobre estas comunicaciones para encontrarlos, incluso si lo intentaba

                Dados los últimos reportes, sabía que la oficial Cole era la más cercana a su rancho, así que se comunicó directamente con ella

                “Carro 4, aquí El Colibrí. Carro 4, aquí El Colibrí, ¿me copias Amy?, cambio”

                La oficial Cole se había orillado fuera de un camino mientras ajustaba su radio.

                “Alto y claro Sky, ¿qué pasa?. Cambio”

                “Aún no lo sé. ¿qué tan lejos estás de mi rancho Amy?, cambio”.

                “A unos 20 kilómetros, ¿pasó algo?, cambio”

                “No lo sé, pero Copper no está contestando su radio. Le dije que si veía la menor señal de peligro debía huir a los pastizales del norte. Fred Merrill, mi caporal, y un par de mis hombres están allí. ¿podrías acercarte y ver si está con ellos?, cambio”.

                “Por supuesto, pero no te preocupes, seguro sólo fue a arreglarse al baño, cambio”

                “Espero que así sea, gracias Amy. Cambio y fuera.

                “Carro 4 fuera”

                Amy Cole sacudió la cabeza mientras colgaba su micrófono. Sky Ryder era un hombre muy valiente casi todo el tiempo, pero cuando se trataba de su sobrina era muy preocupón.

                Volvió a arrancar el auto y volvió al camino.




                Cuando la manta acabó de ser desenvuelta, una muy sonrojada y sudorosa Summer Smith apareció parada muy inestablemente en frente de Copper. Starr intentó ayudarla a sentarse lentamente, pero la pobre mujer casi colapsó junto a la chica.

                “¿qué le hiciste?”, reclamó Copper indignada.

                Starr se movió atrás del sillón y aflojó el nudo de la mordaza de Summer.

                “Relájate niña, no le hice nada. Le daré un poco de agua y estará como nueva una vez que se refresque.

                Cuando la criminal desapareció en la cocina, Copper se acercó a Summer, quien recostó su cabeza en el hombro de la prisionera más joven. Los celos y enojo de Copper estaban olvidados, y de momento sólo sentía preocupación por su vecina.

                “estás bien Summer?”, le preguntó, “¿te lastimó?”

                Summer aló la cabeza y negó débilmente.

         “Te dijo la verdad Copper” dijo tomando aire, “me amarró, me amordazó y me envolvió en esa manta, pero eso es todo. Estaré bien”.
                Entonces vio con solemnidad a la chica atada.

                 “Sólo lamento que también te haya atrapado a ti”

                Copper le sonrió.

                “No te apures, Sky nos sacará de esto”.

                Starr regresó con el vaso de agua que Copper había dejado en la cocina.

                “Vaya, si ustedes hacen una muy linda pareja”, comentó, “parecen un par de amiguitas en una pijamada. Veo que podemos llegar a divertirnos mucho las tres”

                Acercó el vaso a los labios de Summer y lo inclinó para que pudiera beber. Copper la vio hoscamente.

                “Debes ser una sádica, atando y amordazando a una mujer inocente y dejando que se rostice debajo de todas esas mantas”, la retó la joven.

                “Pero vaya, ¿cómo me puedes acusar así?” contestó Starr reprochándola burlonamente, “Aquí estoy librándola de su mordaza para darle agua, además de que les hago el favor de amarrarlas a las dos en lugar de matarlas a tiros, y lo único que obtengo son insultos”.

                Summer terminó el vaso, viéndose notablemente repuesta.

                “¡Eso!, ¿no te sientes mejor?”, luego mostró una sonrisa maliciosa a las dos prisioneras y negó con la cabeza.

                “Pero tenemos un problema”, declaró, “ustedes dos no combinan”

                Volteó alrededor del cuarto y caminó al mueble donde estaba la radio, poniéndose a revisar los cajones. Copper y Summer se voltearon a ver inquietas.

                “¡Aja!, aquí está lo que buscaba”, anunció Starr.

                Volteando les mostró un par de tijeras.

                “¿Qué vas a hacer?”, preguntó Copper

                Starr hizo una mueca a las dos.

                “No te pongas dramática chica, sólo voy a ayudar a tu amiga a refrescarse más. Cualquier brasier que tenga que levantar tanto peso como el de ese par de tetas que tiene, debe ser muy caluroso.

               Caminó hacia Summer, y pasó las tijeras bajo el tirante de su sostén, cortándolo en dos. Después alcanzó la parte de atrás de la prenda de la ranchera, lo desabrochó y lentamente se lo quitó. El sujetador se atoró un par de veces en las cuerdas que la ataban, por lo que la criminal tuvo que darle un par de jalones para quitárselo bien.

                “Esto está mucho mejor”, declaró, “Ahora si están igualmente desnudas, y se ven preciosas con esas ataduras”.

                “Espera un poco y vas a lamentar todo esto”, le advirtió una enfurecida Copper.

                “Relájate niñita”, dijo la fugitiva sin darle importancia, “si las dos cooperan, estar amarradas es lo peor que va a pasarles”. 

                Volteó a ver el pasillo, recogió el sostén de Summer y la ropa de Copper y continuó.

                “Así que empiecen a cooperar ahora, quedándose calladas mientras voy a revisar el resto de la casa. A lo mejor encuentro algo que pueda servirme. 

                Se fue por el pasillo, y el par de cautivas oyeron una puerta abrir y cerrarse al fondo. Copper empezó de nuevo a luchar contra sus cuerdas, con mucha energía, gimiendo por el esfuerzo de tratar de moverse. Summer vio resignada a la jovencita.

                “Será mejor que no te agobies Copper”, le aconsejó, “Yo intenté desatarme por más de una hora, y no tuve ninguna suerte a pesar de que el sudor debió ayudarme a escurrirme. Es muy buena con los nudos”.

                Copper siguió retorciéndose

                “Aunque creyera que es inútil, no voy a darle el gusto de rendirme”, dijo la chica entre dientes, “le escupiré antes”.

                Summer la vio con un poco de ternura.

                “No la provoques”, le suplicó, “ya estamos casi desnudas y fuertemente amarradas, y tiene una pistola a su disposición. Si estamos así sin haberle hecho nada, no quiero pensar que será de nosotros si la enfadamos.”

                Copper dejó de luchar, sabía que Summer tenía razón.

                Fuera de la habitación, se escuchó la puerta volver a abrirse, pasos cruzar el pasillo, y otra puerta abriéndose y cerrando.

                “No podemos sentarnos aquí y hacer nada”, protestó Copper.

                “Tenemos que esperar una oportunidad”, dijo Summer, “¿Hay algo que podamos usar para cortar las cuerdas?”

                Copper negó.

                “Sky tiene un cuchillo en su cuarto, y hay otros en la cocina. Pero seguro que está en el cuarto de tío, y estando como estamos no llegaremos a la cocina sin que nos oiga”.

                Summer vio alrededor, y señaló la radio con la barbilla.

                “¿qué hay de eso?”, preguntó susurrando.

                “Sky trató de comunicarse mientras ella estaba fuera trayéndote del auto”, contestó Copper también susurrando, y viendo al pasillo para ver que no la oyeran, “traté de alcanzarla, pero no pude levantarme. Cuando no respondí, hizo que el sheriff y las patrullas cambiaran de frecuencia, a lo mejor sospecha que hay problemas”.

                “Entonces, tenemos que esperar a que venga, y conservaremos nuestras fuerzas para ayudarlo entonces de cualquier manera posible, incluso si no podemos soltarnos”.

                Una puerta se abrió de nuevo y los pasos de Starr se acercaron, hasta que la villana reapareció. Traía varios pañuelos de Sky y un rollo de cinta adhesiva.

                “Tienen una casa muy linda niña”, dijo sinceramente, “hay un montón de cosas útiles. Espero que hayan tenido una agradable plática mientras no estuve, porque vamos a hacer un par de cambios”.

                Summer y Copper se vieron inquietas

                “¿A qué te refieres?”, preguntó Copper.

                Starr estaba haciendo bola uno de los pañuelos.

                “Bueno, supongamos que algún vecino toca la puerta para pedir un poco de azúcar, o simplemente por venir a charlar un rato. Si eso ocurre, todas esas cuerdas y sus tetas al aire van a ser difíciles de explicar. Así que tengo que ponerlas donde nadie las vea, y asegurarme que estén muy calladas. Creo que ambas saben lo que eso significa”.

                Les sonrió un momento y volvió a su trabajo. Desenvolvió una tela grande, y puso el pañuelo en bola en su centro. Luego dobló la tela por la mitad, hasta dejar la bola cubierta y en su centro.

                “¿A quién le toca primero?”

                “De ninguna manera vas a ponerme eso en la boca”, gritó Copper impotente.

                “¡Ah!, tenemos una voluntaria”

                Copper cerró su boca fuertemente, mientras Starr se le acercaba.

                “Esa no es amnera de comportarse, maleducada”, le dijo.

                Copper la vio feo, sin abrir la boca.

                “Se buena con Starr”, le dijo con una voz exageradamente aguda.

                “Sacando las manos, tomó una vez más los pezones de Copper entre sus dedos, haciendo una voz de caricatura.               

                “O Starr va a tener que hacerte daño”

                La mirada d eenojo de Copper fue remplazada por una de alarma, y reticentemente, abrió la boca, dejando que Starr le metiera el bulto de tela. Obedeciendo el gentil toque de la criminal, Copper volteó la cabeza para que Starr pudiera amarrar la tela en su nuca.

                “Eres lista de hacer esto de la manera fácil”, dijo mientras trabajaba, “Nos ahorrarás mi sudor y tus lágrimas, y será más fácil para ti”.

Cortó tres largos pedazos del rollo de cinta y los oprimió sobre toda la parte inferior de la cara de Copper, sellando la mordaza dentro de su boca.

                “¡Ay qué linda!” dijo con un tono agudo, como si estuviera expresando su aprobación por el nuevo corte de pelo de una amiga. “Ahora vamos a ver como le queda el mismo estilo a tu amiga Summer, estoy segura de que no se opondrá”.

                Summer vio con tristeza a Starr, mientras enrollaba otro pañuelo en bola dentro de una larga tela. Cuando la mordaza estuvo lista la acercó a la boca de Summer. La ranchera no dijo nada, y abrió la boca resignada. La boca fue rellenada y sellada cuidadosamente con más cinta.

                “Supongo que con esto el güiri güiri disminuirá bastante”, comentó Starr mientras admiraba su trabajo con aprobación.

                Las dos mujeres atadas intercambiaron una silenciosa mirada de preocupación mientras su captora se regodeaba. La mujer agarró entonces a Summer por un codo y la ayudó a levantarse.

                “Vamos preciosa, tenemos que ir a otra parte”

                Con la ayuda de Starr, Summer logró levantarse. Cuando lo hizo, la fugitiva le señaló hacie el pasillo.

                “Vámonos”.      

                Summer vio hacia donde su captora señalaba, y luego vio de nuevo a Starr. Murmuró algo detrás de la tela que la silenciaba, lo cual no se entendió, pero obviamente era un “¿cómo?”

                “Salta como una conejita”

                Con Starr sosteniéndola por un brazo, la indefensa prisionera empezó a saltar en la dirección indicada. Cuando alcanzaron el umbral Starr se detuvo y volteó hacia Copper.

                “No te vayas lejos lindura, vuelvo por ti en un minuto”

                Copper oyó los saltos que se alejaban por el pasillo, una vez que desaparecieorn por la puerta, y luego escuchó una puerta abrir y cerrarse.

                “Se llevó a Summer a la habitación de Sky” pensó la chica mientras intentaba liberarse desesperada, “¿qué nos piensa hacer allá adentro?”

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